El arte de criar carlinos

Artículo escrito por Cristina Koch y Juan Jimenez (Tabaiba Pug) para la revista "El Mundo del Perro", n°326

Criar Carlinos no es cosa fácil. Para empezar, muchos machos no muestran ningún interés por las hembras en celo. Por eso, en numerosas ocasiones hay que recurrir a la inseminación artificial. El embarazo suele transcurrir sin problemas, aunque en algunas ocasiones se producen abortos totales c parciales debido a malformaciones, falta de espacie u otras desafortunadas causas. A la hora del parto, las Carlinas primerizas se suelen asustar. Cuando dan a luz al primer cachorro, no quieren saber nada de él, algunas se esconden, otras simplemente no le hacen caso. Desde luego, no van a ser ellas quienes van a abrir la bolsa amniótica, cortar el cordón umbilical y estimular al cachorro para que empiece a respirar. Todo eso será trabajo del criador. En los embarazos sucesivos, el comportamiento maternal de las Carlinas suele mejorar y hasta pueden llegar a ser buenas madres.

El porcentaje de cesáreas no suele ser más elevado que en otras razas. En los partos con pocos cachorros -menos de tres- muchas veces hay que recurrir a la cesárea, ya que los cachorros suelen ser más grandes y las contracciones uterinas, menos intensas. Ahora toca cuidar de los neonatos. En este punto, los comportamientos difieren. Algunas madres acceden a quedarse con sus recién nacidos y con el tiempo les cogen cariño y les atienden muy bien. Otras no quieren saber nada de sus retoños. Hay que ponerlos con ella a la fuerza. Gracias a Dios, los pequeños Carlinos son muy tragones y maman con facilidad. Luego hay que estimularlos para que hagan sus necesidades, la mayor parte de las mamás se niegan a hacerse cargo del tema de la limpieza de sus cachorros. También hay que tener cuidado con los aplastamientos. Las Carlinas inexpertas se pueden acostar encima de algún cachorro sin darse cuenta y, debido a su masa corporal, asfixiarlo.

Lo mejor es quedarse con la mamá y sus cachorros durante los primeros días y tenerlos vigilados las 24 horas, y así se evita cualquier desgracia. Después de todo ese esfuerzo, podremos disfrutar de pequeños Carlinos sanos y felices.